viernes, 19 de septiembre de 2008

Un día soñé... que alguien escribía algo así para mí.

No estarás sola,
vendrán a buscarte batallones de soldados
que a tu guerrilla de paz se han enrolado.
Y yo en primera fila de combate
abriendo trincheras
para protegernos, mi guerrillera.

No estarás sola,
te saludarán a tu paso en mil idiomas, con mil lenguajes,
la gente a la que despertaste en cada viaje,
los que dormían en las calles,
a los que preguntaste,
por su esperanza, por su desastre.

No habrá distancias
que no cubra cualquier hombre que te busque.
No habrá rincón en que tu nombre no se pronuncie.
No habrá misterio o duda en que tu presencia no luzca,
faro solidario en ausencia de paz,
en tiempos difíciles Estrella Polar.

Sola nunca, nunca estarás.

No estarás sola,
siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida,
quien te de aliento cuando te des por vencida.
Tu revolución llenará sonrisas,
yo la incorporé a mis aperos
de trabajo, a mi vida.

Clava hoy tus raíces en mí.
Quién pudiera retenerte en Madrid.
Visitaremos lugares a los que hemos
ido antes juntos,
antes de conocerte,
antes de encontrarte.

No estarás sola,
siempre habrá quien te ayude a hacer las mudanzas,
quien te regale manos flores presencias sin pedir nada.
Y allí estaré para amarte,
y aunque no esté,
allí estaré para amarte.

No estarás sola.
No, no estarás sola.
No estarás sola.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Sin noticias de Gurb o cómo sentirse una extraterrestre.

Sábado (de madrugá). Dejo el coche aparcado en la calle Borrás. No hay señalización ninguna de ningún acto ni cosa extraña, ni hay señal de prohibido aparcar, ni impedimento físico para hacerlo. Estoy literalmente echa polvo (que no es lo mismo que haber echado uno), después de una boda emotiva, y un viaje por el Vallés repartiendo familiares. Saco la silla de ruedas de mi tía, el carrito de mi hija, monta la niña en el carro y vete pa casa. La calle está tan llena de gente que parece que sean las tres de la tarde ¿no tienen sueño?. Me estoy haciendo mayor.
Domingo morning. Mudanza. Mi calle cortada. Ni te cuento la de vueltas que hay que dar para entrar en el centro de Sabadell. La Via Massagué está cortada SIEMPRE, pero las calles colindantes van cambiando: hoy ésta, mañana aquella... Estoy pensando seriamente irme a vivir a una cueva. Me quedo en la puerta de casa esperando a que acabe la carrera dominical. Maria mira asombrada más de 500 personas que pasan por delante de nuestras narices corriendo, como los locos, corriendo por la calle. ¿Para qué inventaron los gimnasios?. Voy a desayunar a casa de mi madre, dejo la niña allí con mis dos tías y voy a comprar pan, leche, jamón dulce, queso... La cola en el OpenCor no tiene desperdicio. Desayunamos y me voy a ayudar con la mudanza. Después de rellenar algunas cajas (es alucinante esto de vaciar una casa... porque parece que se va llenando por otro lado) voy a comer con mis tías y después acompañarlas a Terrassa. Al ir a buscar el coche no lo encuentro. En realidad, como soy tan despistada que creo que lo estoy buscando en la calle equivocada, así que dedico media hora de reloj a pasear por las calles de la zona, buscando como una loca. Cuando finalmente me viene a la cabeza el lugar donde lo dejé, descubro con sorpresa que en ese punto hay otro coche, que no es el froi. Así que me dirijo a un guardia municipal a explicarle lo sucedido y cruzando los dedos para que haya sido la grúa la que se lo ha llevado y no que le hayan hecho un "puente". A pesar que no hay triangulito alguno en el suelo, parece que el coche está en el depósito municipal, así que mis tías se quedan en un bar con mi hija y me decido a pillarme un taxi para ir a la otra punta de Sabadell a buscar mi coche, a ver si conseguimos que se acabe el día bien.
Llego a la oficina de los municipales y me atiende una amable señorita que me invita a sentarme a esperar a que me pueda atender. Mueve dos papeles en su escritorio y cuando le parece que ya he esperado bastante me pide que me acerque al mostrador para ver si puede resolver mi problema. Parece que mi coche no se encuentra en el depósito municipal, sino que ha sido "trasladado" a otro lugar porque molestaba para realizar una acto de interés público (seguramente se referia a la carrera de esta mañana, de los 500 participantes que han pasado por la puerta de mi casa y no me dejaban salir con el carro de la niña). Cuando le pregunto si es el procedimiento habitual esto de "trasladar" vehículos por toda la ciudad de un sitio a otro me dice que aún tengo suerte que no me han puesto ninguna multa, que ella llevaba toda la noche moviendo coches (por la cara que pone parece que lo haya hecho a pulso) y que estaba perfectamente señalizado que no se podía aparcar en esa zona el domingo de 8 de la mañana hasta las 2 de la tarde, aunque no me sabe decir en qué momento pusieron el cartel que anunciaba tal hecho. Me repite que mi vehículo se encuentra en el parquing del Parc Catalunya, en el Observatori (o sea, a tomalpolculo), y cuando le pregunto que qué tengo que hacer yo, si pasearme por todo el parque a ver si encuentro mi vehículo me responde que ese no es su problema (en eso estamos de acuerdo) y que señora, usted tiene un freelander, si no lo ve, vaya al oculista, y amablemente mira hacia su izquierda y llama a una pareja de chicos que estaban esperando (antes que yo, todo sea dicho) con un triangulito en la mano. Estoy por pedir que la asciendan, y la metan en una oficina, porque de atención al público ya ha hecho bastante. O que la pongan a rellenar y pegar triangulitos para avisar cuando te trasladan el vehículo de una punta a otra de la ciudad y te digan al menos dónde tienes que llamar por teléfono para saber dónde está tu coche.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Las noticias, las mariposas y Hatshepsut

Hacía mucho tiempo que no veía ni el telediario, pero una vez que acaba me pregunto si era necesario, porque una luego no sabe qué hacer con el nudo que se te queda en la garganta después de escuchar determinadas noticias. En Afganistán, secuestran a niños para matarlos y comerciar con sus órganos. Venden a Occidente corazones, riñones, córneas... y todo lo que se pueda comprar. Soy consciente que la vida humana, en abstracto, no vale nada. Pero lo cierto es que parece que unas valgan menos que otras. Buscando por la red encuentro un blog que justamente ya hablaba sobre lo que estaba pasando en Afganistán por el año 2001: Trafico de órganos.
Llevo unos días soñando con mariposas y viajes, y me he fijado que últimamente, cuando paseamos, siempre se nos acerca alguna. Mi abuela decía que era un signo de buena suerte, y aunque a veces busco señales en todo lo que pasa alrededor, no sé cómo interpretar esto de las mariposas...
Y en el dominical de El País de esta semana había un artículo de Maruja Torres sobre Hatshepsut. En realidad era sobre Irene, una turista española que, gracias a que se quedó en El Cairo buscando información sobre la faraona en vez de irse con un grupo organizado, salvó su vida. No sé qué tiene de realidad y qué de ficción el relato (me gusta pensar que es cierto, porque además sé que Maruja Torres suele documentarse bien....). A mí la lectura me transportó a Deir el Bahari y al templo de Hatshepsut. Dicen que luchó toda su vida para que los faraones pudieran ser mujeres (que no es exactamente lo mismo que haber pretendido que las mujeres fueran faraonas, que pa eso ya tuvimos a la Lola Flores :p). Siempre me ha alucinado la vida de mujeres luchadoras, tanto las que quedaron escritas para la historia como todas esas vidas anónimas que por uno u otro motivo conozco y reconozco.