lunes, 3 de noviembre de 2008

Después...

.. de la tormenta, viene la calma. O eso dicen. Ayer fue un domingo de semiéxtasis. De paellita en la playa, una playa revuelta, con olas alucinantes, paseíto de calma por las calles de Sitges. Y volverme a dar cuenta de "qué bonito sería vivir más cerca del mar"... Así que es una de esas ideas que me pasan por la cabeza... y más si Carlitos me dice que nos vengamos a vivir aquí :). Hace un tiempo (hace mucho, muchos años) soñé con una casa. Una casa con unas contras un tanto especiales, similares a las de las casas menorquinas. Y una pared azul. Y una terraza con un enorme ciprés que se balanceaba en los días de viento... Y curiosamente, al cabo de pocos días, paseando por Sitges vi una casa exactamente igual a la que había soñado... No era el momento, ni la persona, ni seguramente el ciprés que habría de balancearse en mi terraza.... así que, a pesar de el sueño medio mistico, nada de aquello llegó a materializarse. Y no tengo claro si algún día se materializará de alguna manera.

Y hablando con Lola, esa medio hermana que la vida me ha regalado. Leyéndola, porque estos días ando tan boca abajo que ni siquiera tengo ganas de hablar por teléfono con nadie, me recuerda algo bonito: que la vida no se equivoca. Y sí, creo que es cierto. Eso es cierto. Que aparque los planes que tengo en la cabeza y que sólo hacen que frustrarme, justamente porque no los puedo hacer, que me tome un respiro sabático, que disfrute de Maria, de verla crecer (y sonreír, y decirme mamá....) y que todo llega a su tiempo. Así que aquí ando... con la paciencia por sombrero. Esperando que las nubes se disipen, o no, que simplemente caiga el chaparrón... y que llegue el tiempo de otra cosa, mariposa.