viernes, 8 de febrero de 2008

Tres años...

Se acerca y le toca la cabeza a Calabacita. Me pregunta si es un bebé... Sí, es un bebé. Se llama Sara, y tiene tres años. Me recuerda a otra niña, también de tres años y con un nombre similar... Qué hace. Come. Qué come. Teta, le doy leche, yo soy su mamá... Creo que ha reservado la palabra "mamá" para una sola mujer: la que está en la otra mesa y que le dice continuamente "Sara, no molestes". Pero Sara mira mi pecho y a Calabacita que no deja de mamar y repite continuamente "come leche". Y me recuerda que yo soy su mamá... :)
Una mesa más allá se sienta un antiguo alumno mío. Cuando estamos a punto de marchar se da cuenta y viene a saludarme. Me confiesa que está cansado de la informática y que va a estudiar fotografía... Las mismas palabras que yo pronuncié hace poco más de un año.
Es curioso cómo la gente entra en nuestra vida. Cómo se va y qué es lo que queda de ellos en nosotros. Pero de alguna manera tendríamos que ser capaces de comportarnos como niños: ellos son capaces de acabarte de conocer y tratarte como el mejor amigo del mundo, pero si desapareces, raramente te echaran de menos. Eso es lo más parecido a vivir el momento.