viernes, 14 de diciembre de 2007

¿Todo pasa por algo?

En mi familia (o al menos en una parte), hay esa extraña convicción de que "todo pasa por algo". Tiene más que ver con las creencias y la parte mística que con argumentos científicos, aunque seamos capaces de convocar la lógica para justificar cualquier cosa. Recuerdo que cuando me separé (o cuando se separaron de mí), mi abuela, que aunque ahora ya no esté aquí yo siempre tengo presente, lo primero que me preguntó era si Albert se había tomado algo (pasé de hablarle de sutancias psicotrópicas, que me parecia que no venían al caso, ni el tratamiento hormonal al que se estaba sometiendo, para intentar conseguir aumentar la producción de esperma). Lo segundo fue esa mítica frase: "pues ahora no lo sabes... y a lo mejor tardas mucho en saberlo... pero todo pasa por algo". No sé cómo hubiera sido mi vida si todavía siguiésemos juntos, si yo hubiera pasado por el aro ciertas cosas, me hubiese hecho la cegata y la sorda, y cuando me dijo tembloroso eso de "no me vas a perdonar en la vida ¿verdad?", yo hubiese respondido un sumiso "sí, hombre, aquí no ha pasado nada" y hubiese olvidado que me dejó en la puerta del hospital el dia que me quitaban treinta grapas, después de decirme que se habia enamorado de una compi del curro y se fuese tan tranquilo a trabajar. Seguramente hubiera renunciado a tener hijos si él finalmente y como era la previsión, él no hubiera podido tenerlos, ni siquiera los habríamos adptado, porque él creía que no se les quería igual... Es posible que todavía viviese en esa ciudad dormitorio que tanto me agobiaba y por la que no sentía ningun vínculo, a pesar de los años vividos y las vivencias compartidas. Ahora miro hacia atras, lo que he hecho en estos ¿tres? años (no sé si exclamar: "¡sólo tres!" o "¡ya tres!"): los viajes, mi año en Madrid, Reading, los hombres que he amado, los amigos que han llegado nuevos, los que se quedaron... y especialmente esta niña que me roba el corazón (y las tetas, sí, especialmente las tetas....), y no puedo dejar de preguntarme si es verdad que mi abuela tenía razón...