miércoles, 18 de junio de 2008

Nunca es triste la verdad... lo que no tiene es remedio

Siempre me ha emocionado ese verso....
boomp3.com
Estos días están siendo un poco extraños. Primero por algún encuentro no esperado. También algún desencuentro, tampoco esperado (pero es que los desencuentros nunca te los esperas....). Además, las opos, que curiosamente este año que apenas he estudiado, no me están yendo tan mal. De los cuarenta matriculados iniciales, sólo nos hemos presentado 27. El problema es que apenas son siete plazas (de hecho, son 5+2, cinco para turno libre y dos para cambio de cuerpo.... igual era eso lo que me tendría que haber pedido yo.... un cambio de cuerpo :P). El "grupo", también es un poco "extraño". Hay un grupito de niñas medio jipis, medio moderns, medio divinas... que no hacen más que dar la nota, un par de tipos de esos guapetones que tienen aspecto de ser reporteros (esa imagen de reportero que todos tenemos en la cabeza), unos cuantos que pasan de los cincuenta (de los que con poco que hagan y aprueben seguro que consiguen las opos, porque llevan mil años dando clases y por méritos no hay quién pueda...) y luego dos o tres colgaos (entre los que me incluyo yo) que miramos al techo mucho rato o al infinito, porque una ya no sabe pa dónde mirar que no le dé vértigo. Hoy ha sido el tema teórico. Me lo he inventado todo: "El enfoque y la profundidad de campo como factores de expresión". Pero estoy contenta, porque de pensar que iba a dejar el folio en blanco, he acabado escribiendo tres paginitas, por las dos caras. La verdad que los mensajillos de Marques y Joselito, animándome a que liberase la escritora que llevo dentro :p me han animado. Así que una se sienta delante de tres páginas en blanco y con un boli, y se inventa un pequeño guión que le permita enrollarse un poco. Espero que no sea excesiva paja. La verdad es que sería un punto acabar dando clases en Olot... porque hay una casita junto a la iglesia en Castellfolllit de la Roca, de esas casas viejas de piedra, con vigas de madera que no me importaría rehabilitar.
La noche la ha rematado un mail de una antigua "jefa". Le acababa de pedir un certificado docente para justificar cursos que estuve impartiendo hace mil años en la Ramon Llull, con ese tono en que no sabes cómo pedir las cosas a alguien que hace muchísimo tiempo que perdiste la pista. Así que empiezas con aquello de: "no sé si t'enrecordaràs de mi"... y sí, parece que se acordaba. Y la verdad es que su respuesta ha sido tan cálida y cariñosa que no he podido evitar emocionarme.