sábado, 25 de agosto de 2007

Una tal Cristina

Es curioso esto de la memoria. La mía, para según que cosas, es de pez. Por ejemplo, apenas me acuerdo de la gente del insti. De hecho, la única amiga que conservo de aquella época y veo bastante a menudo, es Marijó... y a veces, cuando nos ponemos nostálgicas y nos da por recordar cosas, ella me mira con cara de extrañada en plan: "¿de verdad no te acuerdas de esto o de lo otro o de fulanita o de menganito?". Y no, resulta que no me acuerdo. O al menos no lo recuerdo igual.
Pero me acuerdo de una niña alta, que le sacaba más de un palmo a un novio muy gracioso que tenía por aquella época. Ella siempre caminaba por debajo de la acera y él por encima, y aún así ella era más alta. Tenía una nariz aguileña, y no se depilaba porque apenas tenía vello :) Recuerdo que me decía uqe tenía la piel escamada de reseca y por eso no tenía pelos... También recuerdo que tenía unos Rotring, mientras casi todos úsabamos Staedtler, que eran más baratos, pero su padre era delineante y tenía unos Rotring mu vacilones, más largos que los normales y con puntas diferentes por los dos lados. También recuerdo que era una de las pánfilas que se subían a la tarima de clase y cantaban canciones de los hombres G, dando botes como locas. Esto más que un recuerdo creo que es algo que me ha explicado Mariajo, y a base de explicaciones, me lo he acabado creyendo y tengo hasta una imagen visual (aunque no me acuerdo de la cara de las otras dos pavas). Recuerdo que se llamaba Cristina.
Años más tarde la vi en las fiestas de Gracia, trabajando en un bareto. Y el caso es que alguien me explicó que se había quedado penjada de un pastillote (bueno, sería de varios....claro). Y hoy, que he ido a ver la última de Medem (que por cierto no me ha gustado mucho), en el Floridablanca, me la he encontrado en el cine. Ella no me ha reconocido, de hecho nunca nos hemos vuelto a hablar, aunque yo creo que he cambiado bastante y ella mucho menos. Lo más curioso es que al salir del cine nos hemos ido de tapeito a un bar cercano, y ella ha acabado sentándose justo en la mesa de al lado. Y no, no le he dicho nada. Ahora me pregunto por qué no le he dicho nada, pero el caso es que no lo he hecho.