jueves, 24 de abril de 2008

Ando en un ordenador prestado, en una casa prestada, de una ciudad prestada. Volver a Madriz me remueve cositas. Por un lado ver a la gente que hace un año formó parte de mi vida (algunos todavía)y recorrer ciertos sitios. Cosas tan sencillas como entrar por Avenida de las Américas, encontrarme con el autobús 27, ese que me traía desde EFTI hasta Embajadores, el portal 108, el parking, perderme con el coche por el scalextrix de la M30-M40... Pero especialmente la gente. Volver a ver a Lola y compartir piso otra vez con ella, abrazar a Joselito, recibir un mensaje de Gabriela "Fátima supongo que andas por Madrid...¿cuándo nos vemos?... Hoy la expo de Vero, escuchar a Tiago al otro lado, Marques que da un seminario en EFTI (¡cómo están cambiando las cosas, niño!!!). Por otro compartir ratitos con la estrellita, el hombre-regalo con el que la vida me ha obsequiado estos últimos tiempos, el que también parezca que se haya convertido en mi pepito grillo particular.
Y hoy ando flojita. Y así me ha pillado Pau esta mañana, cuando me llama para preguntarme cómo ando y acabo con llorera. Descolocada. Y él entiende tan bien cuándo le explicas la desorientación en la que me siento ahora. La búsqueda eterna... dice que es el riesgo que tengo que correr por ser la persona que soy. Qué bueno que a veces encuentre a la gente adecuada en el momento adecuado ¿no?.