viernes, 18 de julio de 2008

La preclamsia, Madrid y los buenos amigos

Llevo varios días de muchas emociones. Algunas buenas y otras no tan buenas. Algunas ausencias (una especialmente) y algunas presencias. Intento sacar las piedras del camino y quedarme sobre la arena. Aunque para arena (mala) la de la Barceloneta. Aún así, el picnic de ayer en la playa fue un lujito para los sentidos. El mar, las olas, calabacita que no para...niños bañándose a las diez de la noche y la música del mar de fondo. Compartir tristezas, aunque sólo fuese con las miradas. Niño, sé que habrá una solución... y la encontrarás y te ayudaré a encontrarla :).

Y hoy, cenita con Tere. Complicidad y alguna confidencia. Se nos une un amigo suyo. Carlos. Otro Carlos más :) . A veces las agendas se te llenan de nombres y a mí el de Carlos se me repite una y otra vez....Un tipo del que me habla muy a menudo y que ya tenía ganas de conocer. Viene de la clínica, donde su sobrino (aunque me explica que más que sobrino es hermano) ha perdido el bebé, 15 días antes de cumplir su mujer....Preclamsia. Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo. La vida, justo cuando deja de ser vida, es una putada. Pero si encima la que se pierde es la de un bebé a punto de nacer... entonces es la peor de las pesadillas. Como me viene de paso, lo acabo acompañando a su casa, en la Vila Olímpica (qué suerte esto de vivir frente al mar) y en apenas media hora nos hemos contado la vida. Y surge Madrid, donde él viaja cada quince días por historias de curro... y nos hablamos de las cañitas después del curro, de la diferencia de conceptos de vida, de qué de puta madre esto de irse un año a hacer un máster, y que qué bonita es tu niña, y qué tranquilita va y eso que ya va sola en el asiento de atrás y sí, qué punto eso de que tiene las pestañas como manojo de boquerones... Nos emplazamos para otra cerveza otro día... y me doy cuenta de lo fácil que resulta decir eso de "guapísima", si éste, que apenas me conoce, me lo ha dicho cuatro veces en el trayecto. Eso me hace pensar en las mentiras que pueden esconderse tras las palabras. Así que habrá que ser más cuidadoso con ellas

Echo de menos Madrid. Pero sobretodo, echo de menos cierta gente.

Y mi tía favorita ha vuelto de su periplo por las Europas. Y como la mejor de las señales, hemos ido a visitar una casa que está en alquiler cerca de la mía. Cuando entro siento algo similar a lo que sentí cuando entré en mi casa... algo así como "éste es un buen lugar para vivir un tiempo". Y sí, parece que las buganvillas, el jazmín y el limonero andan más cerca.