jueves, 24 de julio de 2008

Fernando y Roberto. Los nidos y los líos.

Creo que son los amigos con las vidas más "alternativas" que conozco. O al menos, las menos convencionales. Volví a darme cuenta de eso el otro día, visitando su casa, una antigua herboristería reconvertida en hogar en el centro de Gracia. Aún recuerdo la primera vez que entré allí, cuando aún quedaban restos de olores a canela, cayena, oréganos y otras hierbas... Ahora, lo que antes era el antiguo despacho (despacho donde se despachaba, me refiero), es un lugar abierto al público, donde ellos diseñan y montan "instalaciones". En el barrio los conocen como "los escultores". Pero si sigues pasillo adentro, entras en todo un universo mágico que se esconde tras unas cortinas negras que pertenecieron a algún teatro tiempo atrás. Y la casa se llena de rincones especiales: pequeñas lámparas en los sitios más insólitos, fotos, cristales incrustados en la pared... una vidriera descubre un jardín salvaje, que me recuerda a los jardines de Coyoacán, el barrio bohemio del DF, presidido por un enorme aguacate que salió, unos diez años atrás, de un hueso de un aguacate que utilizamos para hacer una ensalada.Y detrás el taller enorme donde trabajan los dos. La primera vez que Fernando me invitó a cenar en su casa, apenas tenía una lata de sardinas, un trozo de pan y un trozo de queso, que compartió con Joselito y conmigo, entre risas y anécdotas. Ahora se dedica a diseñar los escaparates para Custo Barcelona. El del otro día, enormes flores de papel imitando nenúfares, era para las tiendas de Kuwait. Y volvimos a reir con aquello de "cómo nos ha cambiado la vida". Y con la anécdota que algún día comentó, justo cuando se enteró que yo estaba embarazada, y no tuvo otra cosa que decir: "Si ya sabía yo que al final todas putas y maricones... " Aproveché para que me explicara cómo puedo hacer unas lámparas para mi casa "nueva", con papel y parafina, que él diseñaba hace años.
Y entonces doy la vuelta y me encuentro con mi vida. La que estoy viviendo ahora. Me gusta. Y me gusta sentirme "no convencional", a pesar de la vida familiar de la que me estoy ocupando ahora. Pero es que hasta que Calabacita sea un poquito más independiente, es lo que toca. Sin embargo, a diferencia de lo que Estrellita pensaba, sobre que a la larga todas las mujeres buscamos un tipo para "hacer nido", tengo claro que este nido me lo monto yo, aunque no sea lo habitual afrontar la maternidad en solitario. El otro día, hablando con Carlos, nos decíamos el uno al otro que ambos ya habíamos probado eso de vivir en pareja y que no, no funciona... así que ¿por qué no probar otras cosas?. En eso andamos. De diferente manera. Él con una pareja estable donde cada uno vive en su casa y están de PM. Y yo con un pie dentro y otro fuera de una historia muy bonita (sí, lo es.. a pesar de los desencuentros). Pero es que ¿de qué sirve llenar las horas con alguien a quien no tienes nada que decir?. ¿No es mejor compartir intensamente proyectos?